Jornada final del Proyecto SEAWINES

El Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) celebró en su centro Rancho de la Merced en Jerez de la Frontera (Cádiz) una jornada sobre el uso de bioestimulantes para avanzar hacia una viticultura más sostenible, una actividad enmarcada en el proyecto Seawines.
Este proyecto, en el que ha participado un investigador del Campus de Excelencia Internacional de Agroalimentación ceiA3 de la Universidad de Cádiz, Raúl Ochoa, fusiona «sea» (mar) y «wines» (vinos) y es una iniciativa de investigación pionera que busca integrar soluciones biológicas marinas en la producción vitivinícola. Ochoa también forma parte del Grupo Operativo Viñas Vivas cuya jornada de clausura es el próximo 26 de junio en Jerez de la Frontera.
La jornada, que ha reunido a investigadores, técnicos y profesionales del sector, ha contado con varias ponencias de expertos y una mesa redonda en la que los ponentes han debatido en torno a la línea de trabajo de Seawines, una iniciativa que busca soluciones ecológicas para el tratamiento del cultivo de la vid a través extractos de macroalgas que sirven como bioestimulantes y sustitutos de fitosanitarios de síntesis química.
La actividad ha sido inaugurada por Raúl Cortés, coordinador de Actividades I+D+F del Ifapa, y Carlos del Moral, director del centro Rancho de La Merced, iniciando la primera ponencia la directora general de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes, Camino García, quien ha abordado el contexto actual de los productos bioestimulantes.
En su intervención, García ha introducido el concepto de biestimulantes, sus tipologías y el marco legal, destacando el crecimiento de este sector, en el que España se sitúa a la cabeza, así como la dualidad respecto al marco legal y la necesidad de ajustar la normativa a la diversidad y complejidad de bioestimulantes existentes.
Por su parte, la investigadora coordinadora del centro Rancho de la Merced, Emma Cantos, y la investigadora de la Universidad de País Vasco, Iratxe Zarraonaindia, han expuesto los principales resultados obtenidos durante los cuatro años de trabajo del proyecto Seawines y han subrayado sus principales conclusiones, como la capacidad bioestimulante de los extractos de Ulva y Rugulopteryx. Tal como han aclarado en su ponencia, el extracto de Ulva potencia el crecimiento de la vid y su producción frente al de Rugulopteryx, del que destaca su capacidad de biocontrol frente a Plasmopara vitícola. Ambos extractos mejoraron la calidad de la uva tinta en ensayos de campo.
Durante la segunda parte de la jornada, Ochoa ha tratado la importancia de tener un suelo fértil y vivo para un desarrollo de vides equilibradas y sanas, destacando la eficiencia de los consorcios microbianos para una transición rápida y eficiente hacia un ecosistema sostenible.
Además, la investigadora del IRTA Felicidad de Herralde ha presentado durante la jornada datos sobre los efectos del cambio climático sobre la vid, destacando la complejidad de la predicción a largo plazo de factores como el viento y la humedad, que son clave para el desarrollo de enfermedades. Además, se ha enfatizado el reto de adecuar el uso de bioestimulantes frente a situaciones de estres muy diferentes.
Por su parte, José María Domínguez, de SEIPASA, ha expuesto a los participantes en la jornada la gama y diversidad de biestimulantes comerciales usados en vid en el mercado, así como las estrategias para mejorar el rendimiento, la calidad y su sostenibilidad.
La actividad también ha contado con la participación de Catina Aveledo, directora de viña de Bodegas Barbadillo, que ha expuesto cómo se ha adaptado el manejo del viñedo mediante el uso de bioestimulantes en condiciones de estrés hídrico y altas temperaturas.
Esta jornada final del proyecto Seawines ha trasladado a los participantes la conclusión de que el uso de bioestimulantes microbianos y no microbianos es una herramienta útil y eficiente cuando se usa en combinación con un manejo adecuado de la vid, y que puede contribuir a avanzar hacia una viticultura más sostenible.
Fuente: IFAPA