TOMATHO: El uso innovador del orujo de tomate fermentado como pienso sostenible que optimiza la producción y el bienestar animal

El Grupo Operativo ha demostrado que la inclusión de este subproducto en la dieta contribuye al buen crecimiento de los corderos, reduce los costes de alimentación y refuerza su inmunidad. Este estudio incluyó una herramienta digital que monitoriza el crecimiento de los corderos y utiliza un “semáforo” para estimar el impacto ambiental.
El Grupo Operativo TOMATHO nace con el objetivo principal de abordar la rentabilidad económica de las ganaderías, la sostenibilidad mediante el uso de subproductos industriales y la reducción de tratamientos antimicrobianos en animales, en línea con el concepto «One Health». También abordó cómo transformar las necesidades del sector con una herramienta digital dirigida a los técnicos.
Este Grupo Operativo ha estado integrado por CorSevilla SCA, Fundación Centro de Investigación y Calidad Agroalimentaria del Valle de los Pedroches-CICAP, Universidad de Sevilla a través de los grupos de investigación AGR-258 y AGR-273, y Consorcio Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3) junto a la Universidad de Córdoba, a través del grupo Ciencia Animal | AGR-195.
TOMATHO nace, así, de la colaboración de dos Departamentos de la Universidad de Sevilla cuyo trabajo partía de la caracterización del orujo de tomate, un subproducto principal muy abundante en Andalucía, que es muy interesante porque es una fuente de compuestos con propiedades nutricionales y antioxidantes, pero que tiene un impacto negativo en el medioambiente si termina como residuo. Al año se producen en la provincia toneladas de este subproducto, por lo que, para darle una salida, se comprobó que al fermentarlo con el hongo Pleurotus ostreatus mejoraban las condiciones para que pudiera ser asimilado por un animal al ingerirlo.
Además, el proceso de fermentación aporta compuestos bioactivos como compuestos fenólicos y β-glucanos sintetizados por los hongos. Los compuestos fenólicos actúan como moduladores de la fermentación ruminal y pueden reducir las emisiones de metano, mientras que los β-glucanos benefician la nutrición, salud, inmunidad y calidad de la carne en rumiantes, según explica la investigadora María Jesús Alcalde de la Universidad de Sevilla. “Este proyecto ha avanzado en la caracterización de este subproducto y se ha comprobado que este hongo lo hace más digestible”.
Tras la valoración de muchos estudios previos, sobre la concentración de betaglucanos, se corroboró que un 5% de orujo de tomate fermentado era idóneo para ser incorporado a la dieta de los corderos durante la fase de cebo, y que, además, como se comprobó en el desarrollo del proyecto, era apetecible. A lo largo de la fase de cebo se realizó un test de elegibilidad de dietas y monitorización con cámaras de seguimiento. Del análisis de las muchas horas de grabación se demuestra que no existía rechazo por parte de los animales a las dietas propuestas sino todo lo contrario; como afirma la investigadora Alcalde. Así, su incorporación como parte de la dieta de los corderos, resulta satisfactorio ya que lo consumen adecuadamente, contribuyendo de esta manera a homogeneizar los lotes, reducir costes de alimentación y a asegurar un estado sanitario óptimo partiendo previamente de explotaciones con niveles muy variables de manejo sanitario.
Sin embargo, su demanda vendrá condicionada en gran medida por el precio de la materia prima y disponibilidad, aunque el uso de subproductos es cada vez más importante, tal y como apunta Fernando Cardoso, Coordinador de Proyectos I+D+i de CICAP, “este año ha entrado en vigor la Ley 1/2025 de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, que obliga a los productores agrícolas a gestionar los subproductos de una manera más eficaz, siendo uno de los usos prioritarios establecidos por dicha normativa es la alimentación animal y la fabricación de piensos”.
Monitorización en cebadero
Otro de los resultados más destacados ha sido la creación de un sistema de monitorización en cebadero mediante el desarrollo de un prototipo de aplicación digital que permite a los técnicos introducir y gestionar datos clave del proceso de engorde, como el origen y la raza de los animales, el consumo de alimento y agua, y otros parámetros productivos. A partir de esta información, la herramienta calcula automáticamente indicadores como la ganancia media diaria, la eficiencia productiva y estima las emisiones de carbono.
Además, la aplicación ha sido diseñada para permitir su futura integración con básculas automatizadas, lo que facilitaría la recogida automática de pesos y mejoraría aún más la precisión y operatividad del sistema. Paralelamente, se llevó a cabo un análisis conjoint, a través de encuestas estructuradas que incluyeron diferentes versiones de etiquetado ambiental tipo “semáforo” (verde, amarillo, rojo) aplicadas a productos cárnicos de ovino.
Los resultados obtenidos fueron especialmente relevantes para conocer cómo los consumidores valoran la información disponible en el momento de la compra. El análisis reveló que el impacto ambiental es el atributo más determinante en su decisión, seguido por la raza del animal y el bienestar animal. Los resultados constituyen una base sólida para el diseño de una estrategia de comunicación ambiental efectiva, alineada con los principios de sostenibilidad, trazabilidad y transparencia en la producción ovina.
Elena Angón, investigadora ceiA3 de la Universidad de Córdoba, recalca que “aunque no era una tarea inicial, se incluyó el análisis conjoint por su gran utilidad de cara a mostrar el impacto del proceso de cebo en futuros etiquetados. Se trata de una representación visual muy clara para el comprador”. Por todo ello, se ha visto que estos proyectos de innovación y transferencia de conocimiento son muy útiles para el sector, sirviendo como una base sólida para futuras investigaciones más detalladas. Una de las claves de este proyecto, es que los resultados, aunque aplicados inicialmente a un cebadero específico, han aportado conclusiones comunes aplicables a ganaderías con un contexto productivo y sanitario diferente en Andalucía.
El proyecto GO TOMATHO está financiado con Fondos Europeos Agrícolas de Desarrollo Rural (FEADER) y de la Junta de Andalucía en la convocatoria para el Funcionamiento de Grupos Operativos Regionales de la Asociación Europea de Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícola (EIP AGRI) de 2022.