Investigadores del ceiA3 hallan un contenido excepcional de omega-3 en bisontes prehistóricos


Investigadores del ceiA3 hallan un contenido excepcional de omega-3 en bisontes prehistóricos

El trabajo, publicado en “Scientific Reports”, se ha realizado conjuntamente entre investigadores pertenecientes al ceiA3, del Área de Tecnología de Alimentos, con investigadores de la Academia Ciencias Rusa de San Petersburgo. Todas las muestras se han analizado en la Universidad de Almería

La hipótesis de partida planteada por los investigadores, liderados por el profesor José Luis Guil Guerrero, miembro del Campus de Excelencia en Agroalimentación en el Departamento de Agronomía (Área de Tecnología de Alimentos) de la Universidad de Almería, es que en Europa, durante la Edad del Hielo y tiempos inmediatos, la grasa subcutánea de los grandes mamíferos desempeñó una función primordial en la alimentación de los cazadores humanos del Paleolítico y Mesolítico, como fuente no sólo de energía, sino también de ácidos grasos omega-3 y omega-6.

Los ácidos omega-3 son indispensable para la vida. Son precursores de hormonas y constituyentes de membranas celulares en el cerebro, además de desempeñar muchas otras funciones para la vida y la salud. Su ingesta deficiente conlleva la aparición de muchas patologías, mentales (depresión, déficit de atención, etc.), cardiovasculares (arteriosclerosis, hipertensión y otras), reproductoras, endocrinas, dérmicas, y muchas más.

Según el investigador Guil Guerrero, el conocimiento sobre la disponibilidad de ácidos grasos omega-3 para los seres humanos en la prehistoria es muy relevante, ya que de ello se pueden sacar conclusiones útiles sobre los hábitos alimentarios saludables para los humanos de hoy en día. El hecho de dilucidar los hábitos alimentarios del ser humano en la prehistoria permitiría relacionarlos con las enfermedades de la época (se conocen gracias a los restos óseos), para poder establecer pautas de alimentación y así mejorar la nutrición de los humanos actuales. Es por ello que llevan años investigando y analizando las muestras de tejido de animales prehistóricos, como las muestras de los famosos mamuts de Siberia Yuka y Lyuba.

Investigaciones Actuales
Los investigadores han analizado la grasa de tres bisontes congelados encontrados en el permafrost de Siberia (Rusia). Al comprobar que contenían ácido α-linolénico (omega-3) en porcentajes muy elevados, además de otros grasos esenciales omega-3 y omega-6, han podido corroborar que la grasa subcutánea de bisontes consumidos por los cazadores de aquella época (Mesolítico) contenía ácidos grasos omega-3 en cantidades cuatro veces mayores a las que se encuentran en la grasa subcutánea del bisonte actual. Por lo tanto, la grasa subcutánea del bisonte podría haber contribuido a satisfacer la ingesta diaria recomendada de ácidos grasos omega-3 para mantener una buena salud en el Mesolítico, en mucha mayor medida de lo que se pensaba.

El excepcional contenido de omega-3 en los bisontes prehistóricos podría deberse al consumo de plantas criptógamas (musgos sobre todo), ya que hemos encontrado restos de estas en su aparato digestivo. Así, mediante consumo de grasa de bisonte, los cazadores del Mesolítico podrían haber satisfecho sus necesidades de omega-3 sin necesidad de recurrir a pescado o fuentes vegetales de los mismos, al mismo tiempo que cubrían sus necesidades de energía.

El trabajo llevado a cabo, se ha centrado en la grasa subcutánea de bisontes prehistóricos, que es lo que mayormente consumían los cazadores de la época, en lugar de la carne. El consumo de alimentos proteicos, como la carne, tiene un límite diario (aproximadamente 1 kg) por ser tóxica en cantidades mayores. En aquella época, un cazador-recolector necesitaba al día más kcal que los hombres actuales (por encima de 4.000 kcal), y la carne no podía proporcionarlas, ya que 1 kg de carne produce sólo unas 2.000 kcal, y contiene omega-3 en escasa proporción. Por tanto, el consumo de grasa fue prioritario en la prehistoria, en un contexto de escaso consumo de alimentos vegetales energéticos. De este modo, la grasa de animales como el bisonte proporcionó al hombre prehistórico energía y ácidos omega-3 simultáneamente.



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