Grupo Operativo TOMATHO: El orujo del tomate fermentado optimiza la salud de los corderos


El Grupo Operativo TOMATHO, en el que participan Corsevilla, CICAP, la Universidad de Sevilla y el ceiA3 junto a la Universidad de Córdoba, organiza una Jornada Final de presentación de resultados en el Ayuntamiento de Constantina (Sevilla), donde han demostrado que este subproducto es una alternativa económica y sostenible en la dieta del ganado que potencia su sistema inmune.

“El orujo de tomate fermentado con el hongo Pleurotus ostreatus (OTF), en la dieta de los corderos ha demostrado ser un ingrediente funcional clave que optimiza la salud de los corderos”, explica José Raúl Aguilera, investigador de la Universidad de Sevilla, como una de las conclusiones finales del Grupo Operativo TOMATHO. “Ese producto es muy valioso porque se genera masivamente en Andalucía y, de esta manera, podemos utilizarlo como un ingrediente activo que, en este caso, potencia el sistema inmune de los corderos, consiguiendo que el animal tenga un mejor rendimiento”, añade.

Este GO buscaba la manera de reutilizar el orujo de tomate con el fin de mejorar la nutrición de corderos de cebo y fortalecer su sistema inmunitario. Esto se traduce en una producción de carne ovina más sostenible, utilizando procesos biotecnológicos respetuosos con el medioambiente y promoviendo un enfoque One Health “que integra la salud animal, humana y ambiental, dándole una segunda vida al orujo del tomate dentro del marco de la economía circular”, explica Laura Osorio, investigadora de la Universidad de Sevilla.

De hecho, uno de los objetivos ha sido  evaluar el uso de este subproducto partiendo de ganaderías ovinas con  distintos niveles sanitarios, “ya que el sector ovino aún tiene como reto homogeneizar el estatus sanitario de las ganaderías y hemos observado que este orujo fermentado funciona igual de bien y consigue homogeneizar los resultados productivos”, apunta Fernando Cardoso, coordinador de proyectos I+D+i CICAP.

De esta manera, los principales resultados apuntan a que la inclusión de este orujo de tomate ofrece una alternativa económica, sostenible y funcional para mejorar el rendimiento productivo del engorde de corderos. Desde Corsevilla, Antonio Jesús García, explica que pusieron a prueba este subproducto, añadiendo al pienso comercial el orujo de tomate fermentado. “Para la prueba se utilizaron un total de 120 corderos procedentes de 6 ganaderías enclavadas en el entorno de la Sierra Norte Sevillana. En una fase del proyecto se realizó un test de elegibilidad para lo cual se monitorizaron 20 corderos, los cuales estaban permanentemente grabados a lo largo de las 24 horas del día, y durante el periodo todo el periodo de cebo. Los animales podían elegir el tipo de pienso que querían consumir pudiendo observarse que el orujo, tanto fermentado como sin fermentar, no producía ningún tipo de rechazo por parte del animal, sino más bien todo lo contrario respecto al pienso comercial sin orujo. Y en el caso del pienso que contenía orujos de tomate fermentado los animales estaban menos tiempo en el comedero y aumentaban las frecuencias de visita, lo que nos lleva a pensar que el orujo de tomate fermentado tiene un cierto efecto saciante sobre el animal, además debido al proceso de propio de la fermentación de este orujo de tomate, por su efecto celulolitico, hacen que este pienso tenga una mayor digestibilidad, así como otros efectos beneficiosos que se han demostrado durante el trascurso del proyecto y en las fases de análisis de datos aportados”.

Al año se generan 120 millones de kilos de orujo de tomate y “si no se utilizaran se convertirían en un residuo que impactaría negativamente en el medioambiente”, añade Osorio. Por eso, otro de los resultados ha sido la implementación de una metodología sistematizada para la monitorización de los índices productivos, junto con el desarrollo de una aplicación específica para la estimación del impacto ambiental. “Hemos hecho un estudio basado en análisis de conjunto donde buscamos la utilidad que tiene para el consumidor el indicador de bajo, medio o alto impacto ambiental de la carne que compran, y en este aspecto los resultados han sido novedosos porque el semáforo verde ha influido a la hora de la compra”, explica Elena Angón, investigadora ceiA3 de la Universidad de Córdoba.

Por su parte, Lola de Toro, Directora-Gerente del ceiA3, cerró la jornada del GO TOMATHO con la presentación de los resultados de divulgación que el equipo ha realizado sobre el proyecto.

El G.O. TOMATHO está formado por CorSevilla SCA, Fundación Centro de Investigación y Calidad Agroalimentaria del Valle de los Pedroches-CICAP, Universidad de Sevilla a través de los grupos de investigación AGR-258 y AGR-273, y Consorcio Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3) junto a la Universidad de Córdoba, a través del grupo ‘Ciencia Animal | AGR-195’.

El proyecto GO TOMATHO está financiado con Fondos Europeos Agrícolas de Desarrollo Rural (FEADER) y de la Junta de Andalucía en la convocatoria para el Funcionamiento de Grupos Operativos Regionales de la Asociación Europea de Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícola (EIP AGRI) de 2022.

 



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